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viernes, 19 de febrero de 2010

Edición No.18 del día 24 de enero de 2010

ASI QUE HERMANOS ESTAD FIRMES Y CONSTANTES

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1. EDITORIAL: LA MÚSICA Y EL CONTENIDO DE LOS CÁNTICOS, ¿LA PRIORIDAD? Por el pastor de la PIER Ohata Arias Torres.

Hemos dicho que la música en la iglesia es un medio y no un fin en sí misma, y, por la forma como puede cautivar a las personas debemos tener cuidado del uso que hagamos de ella en la iglesia. Por eso, la música no debe opacar la letra de nuestros cánticos. Si las palabras que cantamos son las que primariamente exaltan a Dios y edifican a los santos, de nada sirve que tengamos un hermoso sonido instrumental, si suena a un volumen tan alto que impide que el canto sea escuchado. En la música no hay evangelio. Dios nos dio el evangelio en palabras y nada en la música debe distorsionar, oscurecer o relegar al trasfondo lo que la Biblia llama la palabra verdadera del evangelio (Col. 1:5). Alguien dijo: “Si el volumen o disonancia de la música son tales que las palabras no se pueden oír claramente, entonces toda la actuación en nuestros templos es un ejercicio absurdo”.

Por otro lado, la música no debe distraernos de la letra que cantamos; hay música que llama la atención de los adoradores sobre sí misma, y no actúa como un buen vehículo del mensaje que proclama. Cuando la música toma la preeminencia, se convierte en un estorbo y crea una sensación engañosa de adoración en los oyentes que no es otra cosa que un deleite estético, que lleva a cantar sin la menor intención de experimentar lo que se canta. Todos somos susceptibles de confundir una respuesta meramente estética con la verdadera emoción que se produce en el creyente cuando sabe que se encuentra ante la presencia del Dios majestuoso y digno de temor reverente.

La música debe ser coherente con el mensaje que la letra expresa, y es la naturaleza de Dios lo que determina el modo como nosotros debemos adorarle, una adoración superficial y ligera sólo puede ser el producto de ideas superficiales y ligeras sobre el Ser de Dios; y esa ligereza en la adoración contribuirá a que otras personas tengan opiniones ligeras acerca de Dios.

Algunos piensan que, como la iglesia está compuesta por personas de todo pueblo, tribu, lengua y nación, la música en la adoración debe reflejar ese amplio abanico cultural; Pero, el arte de una nación refleja en alguna medida su cosmovisión, y mientras más alejada esté una cosmovisión de la influencia del cristianismo, es más probable que sus manifestaciones artísticas sean más inadecuadas para expresar el mensaje de la Biblia. La música de la adoración debe reflejar orden, armonía, reverencia, sobriedad, gozo, esperanza; para que sirva de vehículo al mensaje de las Sagradas Escrituras. Una música inadecuada puede silenciar la letra o distorsionar su significado; la música adecuada la resalta.

No todo tipo de música es apropiado para la proclamación del evangelio y la exaltación de nuestro Dios. El que nos sintamos bien con algún estilo musical en particular no quiere decir que esté bien. Así como la música puede comunicar intensas emociones que elevan el espíritu, así puede también apelar abiertamente a nuestra carne o atraerla del modo más sutil a la sensualidad y a la mundanalidad. El peligro es tan latente que no debemos cesar de analizar la música y el contenido de nuestros cánticos

2. QUE ES EL ARMINIANISMO.

El arminianismo nace en Holanda a principios del año 1600. Esta propuesta fue presentada por el joven predicador Jacobo Arminio. Inicialmente esta posición fue vehemente rechazada por los padres de la Reforma, especialmente Juan Calvino, pero en la actualidad, una época marcada por el avance de la apostasía, esta posición humanista y alejada por completo de la enseñanza escritural ha tomado mucho auge. Estos son los cinco puntos propuestos por el arminianismo:

a. El hombre está perdido pero no totalmente. Según el arminianismo el hombre es pecador pero tiene la capacidad de entender el plan de salvación y ante el llamado al arrepentimiento puede creer, es decir puede depositar fe en lo que oye y “ayudado” por el Espíritu Santo puede decidir a favor de Dios y arrepentirse. Se supone que el espíritu del hombre no está del todo muerto o que por lo menos es capaz de impulsar la voluntad hacia una decisión que le lleve al reconocimiento de su pecado y volver arrepentido a Dios. En este pensamiento, la fe es producida por el pecador y es la base de su salvación; la fe se constituye en la buena obra que el hombre hace para salvarse, entonces Dios al ver esta “buena obra” le otorga su salvación. La salvación termina siendo un acuerdo entre dos voluntades y por supuesto la gloria debe pertenecer a ambos.

b. Dios eligió en la eternidad a aquellos que Él sabía que se iban a convertir. Dios que sabe todas las cosas antes que sucedan, sabía en su presciencia o conocimiento anterior quienes se arrepentirían y le pedirían perdón, por lo que Dios decide escogerlos para la salvación. Es decir la predestinación no es predestinación y la elección no es elección. El término presciencia es mal entendido por los arminianos, pues la presciencia no es contraria a predestinación.

c. Cristo murió por todo el mundo sin excepción por lo tanto cualquiera puede salvarse. El arminianismo dice que la salvación es sólo para aquellos que crean, es decir la salvación es limitada para los que creen, porque los arminianos no son universalistas. La Escritura dice que la salvación se ofrece a todos pero sólo los que creen serán salvados, la manera cómo alguien llega a creer es lo que causa confusión. No es bíblico presuponer un “libre albedrío” porque La Escritura señala enfáticamente que un siervo del pecado no puede librarse del pecado por su Libertad de elección (libre albedrío). Nadie elige de contra su naturaleza y el pecador es enemigo de Dios, por esto no puede elegir en contra de su naturaleza. Es como si un león pudiera ser alimentado con paja o un asno con carne.

d. El hombre tiene libre albedrío y puede elegir la salvación. La posición del arminiano es que debido a que el hombre puede responder favorablemente al llamado que Dios hace para que se salve, el hombre puede decidir si acepta o rechaza la salvación, haciendo uso del libre albedrío. La enseñanza del libre albedrío es un mal entendimiento de lo que es la responsabilidad humana frente a la soberanía de Dios. El libre albedrío despoja a Dios de su derecho de salvar y exalta la voluntad humana por encima de divina. Según el arminiano el soberano es el hombre y Dios depende de la voluntad humana.

e. El hombre una vez que es salvo, puede llegar a perder su salvación. Debido a que la salvación depende del hombre, es el hombre el responsable por mantenerse fiel a Dios, de tal manera que si el hombre “recae”, o “cae de la gracia” o “vuelve al mundo” o “se descarría”, pierde su salvación. Hay una posición igualmente errónea pero más pulida: la salvación es por gracia pero se mantiene por la fidelidad del creyente, lo cual es poner la seguridad del creyente en la infidelidad humana en lugar de la fidelidad de Dios.

Parte de la hecatombe religiosa del mundo protestante es precisamente el abandono de la enseñanza de la soberanía y la gracia de Dios por dar exaltación al hombre. Esto es impiedad y humanismo materialista ausente de devoción cristiana. El daño que los arminianos han hecho al mundo evangélico es que el creyente se mueve por obras y esfuerzo personal cayendo en la justificación legalista del religioso mundano.

El peor daño del Arminianismo es colocar al hombre como el Centro de Todo, tal como lo predicó la filosofía griega que a su vez lo tomó del imperio de Babel (Babilonia). Al colocar al hombre como centro de todo se cae en la arrogancia extrema de desposeer a Dios de su trono y sentar al hombre en él. Según el Arminianismo el hombre por su supuesto “libre albedrío” tiene el derecho de elegir si se salva o no, pero Dios Todopoderoso y Omnisapiente no puede hacer uso de su “divino y libre albedrío” para elegir a los que Él quiera salvar porque le venga bien a su Plan Eterno. El hombre puede elegir a Dios, pero Dios no puede elegir al hombre. Es tan absurdo que aparentemente nadie debería creerlo, pero lamentablemente es el pensamiento de la mayoría de creyentes en la actualidad.


3. FUNDAMENTOS: ¿QUÉ ENTENDEMOS POR INSPIRACIÓN DE LA BIBLIA? (Parte 3)

b. La Biblia dice lo que dice y punto. Cuando nuestra razón no alcance a comprender ciertos aspectos de la Escritura, hemos de buscar el problema en nosotros, en nuestra limitación, en nuestra terquedad pero jamás en una defección de La Palabra de Dios. Hay aspectos difíciles de entender, por ejemplo ¿Cómo puede decirse de cualquier libro que es inspirado y autoritativo si prohíbe en Levítico 19:19 vestir ropa tejida con hilos de dos materiales distintos? Cualquier comentario en contra de no admitir el mandato como mandato, queda expuesto a ser tenido como insubordinación o desobediencia.

c. Los errores humanos no alcanzaron a los Escritos Bíblicos. Errar es humano. ¿La bondadosa acomodación de Dios al habla humana debería conducir al error? Los documentos bíblicos son humanos, por lo tanto, deberían resultar poco fiables como son los seres humanos, pero la apreciación de la Escritura que Jesús y de los escritores del NT, tenían sobre el AT no deja dudas sobre la confianza en Las Escrituras. De este lado de la caída “errar es humano”; eso no significa necesariamente que ser un humano implique errar en toda ocasión y en todo lo que se dice. Que el soberano y trascendente Dios se haya acomodado gentilmente al lenguaje humano es una hermosa verdad, no obstante, es a este hablar acomodado al cual se hace referencia como palabra o palabras puras del Señor en el Salmo 12:6 y tratadas por Jesús mismo como Escrituras que no pueden ser quebradas.

c. Sólo Escritura. Los Católicos Romanos niegan que la Escritura sola sea suficiente como única regla de fe y de práctica. Antes de la palabra escrita vino la tradición oral, y esta tradición continúa al lado de la palabra escrita en el oficio magisterial de la Iglesia Católica Romana. Los efectos pueden ser catastróficos. Una doctrina como la de la inmaculada concepción de María (La virgen concebida sin pecado), no enseñada en las Escrituras, puede imponerse como algo que todos los católicos leales tienen que creer. Recíprocamente, doctrinas que muchos no católicos encuentran en las Escrituras pueden ser descartadas o disminuidas en importancia debido a que hay una tradición que la niega.

d. Toda la Escritura es única. Al lado de la Escritura los demás libros palidecen. Los teólogos neoortodoxos insisten en que la Biblia, en cuanto a su forma, es sencillamente uno más entre los libros religiosos; aunque sea uno importante, pero que no está exento de errores. La Escritura no afirma que ella “forma parte de lo que Dios dice”, o que “contiene las palabras de Dios”, Ella dice que ES la Palabra de Dios. La Biblia es única en cuanto al hecho de que Dios trabaja a través de ella para revelarse a sí mismo a los individuos, pero no es por esto que “llega a ser”, sino que hace lo que hace porque YA ES La Palabra de Dios.

e. Dios es sobre natural y por ende también su Palabra. Parte del pensamiento materialista atacó al sobre naturalismo por considerado imposible; Dios es reducido a la proporción de un deísmo o panteísmo. Los materialistas nos acusan de ser subjetivos y prejuiciados respecto de los que enseña la Biblia, pero nada dicen de su postura prejuiciada con la llegan al texto bíblico no para hacer un análisis “científico” que valore las pruebas internas y externas de la Palabra de Dios, sino que llegan con un remoquete, supuestamente intelectual: “esto no es posible, porque, lo sobrenatural no es posible” ¿Habrá un ejemplo más claro de pensamiento circular?

f. Para entender la Biblia se requiere fe. “Fe” no es una opinión que obligue subjetivamente a ser comparada con otra “fe”, sino un poder dado por Dios para percibir a lo menos un poco de Dios y su verdad y confiar en él apropiadamente. Esto significa que debemos admitir que por excelentes que sean los argumentos y las evidencias mismas, hay casos en los que no convencerán a todas las personas.

4. CÓMO EVITAR CAER CON PROSTITUTAS

Uno de los mayores problemas de la actualidad es la facilidad con la que se puede caer en la inmoralidad sexual. El llamado a la santidad tan necesaria en la vida cristiana, se ve atacada abiertamente por el diseño mundano cada vez más laxo que no sólo facilita el hedonismo inmoral sino que la inmoralidad sexual es impulsada desde los mismos claustros académicos. Tanto hombres como mujeres estamos expuestos a ceder ante la inmoralidad sexual o fornicación. La Escritura nos presenta la vacuna para evitar ser contagiado por esta maligna epidemia:

a. No mires a alguien hasta desearla(o). “No codicies su hermosura en tu corazón, ni ella te prenda con sus ojos” evita el contacto visual, es peligroso.

b. No coquetees con el sexo opuesto, es decir no juegues con fuego, ¡saldrás quemado! “¿Tomará el hombre fuego en su seno sin que sus vestidos ardan? ¿Andará el hombre sobre brasas sin que sus pies se quemen?”

c. No vayas nunca a su casa o a algún sitio donde hayan posibilidades de caer en prostitución. “Aleja de ella tu camino, y no te acerques a la puerta de su casa”
d. No hables a solas con el o ella, El o ella te atrapará por medio de sus palabras. “Porque los labios de la mujer extraña destilan miel, y su paladar es más blando que el aceite” “para que te guarden de la mujer ajena, y de la extraña que ablanda sus palabras” “lo rindió con la suavidad de sus muchas palabras, le obligó con la zalamería de sus labios”
e. No beses ni te dejes besar por el o ella, sus labios son red y son jaula. “Se asió de él, y le besó. eon semblante descarado le dijo: sacrificios de paz había prometido, hoy he pagado mis votos; por tanto, he salido a encontrarte, buscando diligentemente tu rostro, y te he hallado. He adornado mi cama con colchas recamadas con cordoncillo de Egipto; he perfumado mi cámara con mirra, áloes y canela. Ven, embriaguémonos de amores hasta la mañana; alegrémonos en amores. Porque el marido no está en casa; se ha ido a un largo viaje. La bolsa de dinero llevó en su mano; el día señalado volverá a su casa. Lo rindió con la suavidad de sus muchas palabras, le obligó con la zalamería de sus labios”
f. Céntrate en tu esposa(o), si no tienes esposa(o) ¡Cásate! “Bebe el agua de tu misma cisterna, Y los raudales de tu Propio pozo; ¿Se derramarán tus fuentes por las calles, y tus corrientes de aguas por las plazas? sean para ti solo, y no para los extraños contigo. Sea bendito tu manantial, y alégrate con la mujer de tu juventud, como cierva amada y graciosa gacela. Sus caricias te satisfagan en todo tiempo, y en su amor recréate siempre”

Finalmente recuerda que para el sistema mundano conquistar sexualmente a alguien es ganancia y fama, pero para Dios no es así: “Como va el buey al degolladero, y como el necio a las prisiones para ser castigado; como el ave que se apresura a la red, y no sabe que es contra su vida, hasta que la saeta traspasa su corazón” caer en prostitución es simpleza y falta de sesos: “Vi entre los simples, consideré entre los jóvenes, a un joven falto de entendimiento” y es a causa del enojo de JHVH: “Fosa profunda es la boca de la mujer extraña; aquel contra el cual Jehová estuviere airado caerá en ella” Las consecuencias son muy duras: “Para que no des a los extraños tu honor, y tus años al cruel; no sea que extraños se sacien de tu fuerza, y tus trabajos estén en casa del extraño; y gimas al final, cuando se consuma tu carne y tu cuerpo, y digas: cómo aborrecí el consejo, y mi corazón menospreció la reprensión; no oí la voz de los que me instruían, y a los que me enseñaban no incliné mi oído! casi en todo mal he estado, en medio de la sociedad y de la congregación”

Predestinados, no se dejen seducir, ¡un día lo lamentarán!

5. EL DIOS INCONTINGENTE

Frente al sencillo acto de comerme una galletita, es menester que esa galleta haya sido puesta en el supermercado, que a su vez haya sido llevada allí por un distribuidor, que la recogió en el lugar donde la moldearon, hornearon y empacaron, antes había sido echa la mezcla con una harina resultante de haber encontrado de trigo en condiciones óptimas para su procesamiento. Este trigo debió ser recogido, del lugar donde antes había sido sembrado, y donde llegó a germinar porque tuvo la lluvia adecuada, esta lluvia debió caer sobre ese campo donde el trigo estuvo sembrado, la lluvia cayó sobre el trigo debido a que se formaron nubes que llegaron a existir gracias al vapor condensado. Este vapor se condensó gracias a la evaporación de los mares, que debieron ser calentados suficiente y necesariamente por el Sol ni un grado más ni un grado menos. Ese mar y ese sol simplemente aparecieron por diez mil razones físicas previas, en el justo lugar y el momento adecuado: ¡Oh ciencia, el milagro es!

Todas las cosas son contingentes, es decir son causados por algo. Debido a que una cosa ha sido causada por otra y a su vez esta causa es causa de una tercera cosa, entonces se habla de causas causadas, o también causas secundarias o segundas. Ahora bien si todas las causas llegan a ser infinitamente causa de otra previa causa, debe existir en algún momento una primera causa o causa primigenia, la causa génesis de todas las causas que llegaron a existir.

Hace tres mil quinientos años, no había duda de que lo natural y visible tenía un creador, no había aparecido la filosofía, el método científico ni la Selección Natural de Darwin dando origen a sus especies, tampoco se conocía sobre las leyes de la termodinámica, ni mucho menos la física cuántica con su momentum, que hace supuestamente inocuo un iniciador externo del movimiento, pero y sin embargo: “beresit bará Elohim” los alcances del conocimiento bíblico eran en el momento en que se da La Revelación demasiado altos para que el hombre primitivo de entonces pudiera siquiera intentar contradecirlos, si su pecaminosidad hubiera sido tan extrema como en la actualidad. No tenemos registros de que se cuestionara la creación inteligente de lo natural, es posible que lleguemos a pensar que este hombre no tenía el conocimiento suficientemente desarrollado para hacerse este tipo de preguntas y que estando en un estado pueril de su mentalidad, aceptara como obvio lo que no podía explicar de otra manera, es así como piensan los científicos que logran callar la voz del pasado que admitía el creacionismo como el explicación inmediata ante lo que veía.

El hombre de entonces se quedaba callado ante el hecho de que había “un Dios no conocido” que “no vive entre los hombres” y que de alguna manera silenciosamente se rechazara arguyendo más contra su conciencia que contra “el predicador de nuevos dioses”, cierto era que el mensaje evangélico era rechazado al igual que hoy; que la actividad externa para el convencimiento era función del Espíritu de Dios, ya que era imposible “encontrar a Dios como palpando”, pero no había la arrogancia del los científicos de hoy, que se enaltecen y vociferan “la muerte de Dios” cada vez que descubren una nueva variación del entramado y dinámico camino de las probabilidades. No es que “beresit bará Elohim” era una tontería pueril que el hombre de hace tres mil quinientos años no podía derrotar por adolecer del método científico, sino que esta declaración es tan fuerte y cohesionada con las pruebas de la razón y la lógica, que la ciencia de hoy y mañana no podrán vencer, pues la ciencia apunta a Dios y entre más profundo caven, allí encontrarán Los Grafos de Dios y entre más lejos lleguen en la exploración del firmamento, por allí, en medio de algún agujero negro, encontrarán escrito la firma Del Artista.

Qué bueno fuera que la ciencia se acercara a La Revelación sin pelear con ella y humildemente aceptara que “Rechazo los argumentos a favor de Dios porque contradicen mi comprensión del mundo” como lo dice Fritz Allhoff College of William & Mary. Pues aunque quien dice esto no es amigo de La Revelación, admite que sus prejuicios le ciegan para ver lo que es claro. Qué bueno fuera que la ciencia se diera cuenta que si es absurdo proponer un creador sin causa es igual de absurdo proponer un universo sin causa como ellos lo hacen, y simplemente admitir que la ciencia es menor que la fe y que la Revelación que predica “beresit bará Elohim” no ha podido ni podrá ser refutada, y que el manejo de la incertidumbre es un mal de la ciencia y que es allanada por la confianza en el Creador.

Para la ciencia los milagros no pueden existir y este prejuicio le impide explorar un camino que podría conducirles al Creador; les resulta fácil admitir que “no creen en resurrecciones, pues la descomposición de un cuerpo hace imposible la reversión de miles de procesos irreversibles” pero sí pueden aceptar la posibilidad de una cadena infinita de casualidades.

Cuando se habla de existencia de Dios, es completamente necesario aclarar que la existencia de Dios no depende de ninguna otra cosa, sino que Dios es incontingente. Dios no tiene causa aparte de su propio esencia. Dios no tiene causa aparte de Él mismo, porque Él no es creación. ¿Cómo puede entender alguien que el concepto de existencia y eternidad, si no es por admitir información fuera de su experiencia misma? El hombre no puede empíricamente admitir la eternidad ni la incontingencia de Dios, porque el principio científico sólo llega hasta la materia. La ciencia no se da cuenta de que al irrespetar y abandonar al descrédito aquello que escapa a su alcance, cercena a la ciencia de la respetabilidad que quiere que se le abone, pues al rechazar algo sin detenerse a considerar todas las opciones desde la perspectiva interna de esa fuente misma, está actuando por fuera de la razón y sólo es llevada por meros prejuicios irracionales.
La existencia de una causa de todas las causas puede ser admisible racionalmente, así esta racionalidad no dependa de su demostrabilidad por determinado medio. El medio único que la ciencia materialista tiene es la comprobación por medio del laboratorio y el método científico, pero hay cosas que no aunque no pueden demostrarse si pueden mostrarse, alguien puede mostrar la enfermedad de otro aunque no pueda demostrarlo. El Dios incontingente no puede ser apreciado por medio de un proceso demostrativo que pase por el método científico, pero esto no implica que Él no se haya mostrado por otros medios. Sabemos que existió Hammurabi porque hay escritos que nos hablan de él. El cotejamiento de las evidencias arqueológicas nos permite admitir que este personaje existió sin que el método usado haya sido precisamente el mismo usado para saber las particularidades de las células, por ejemplo.

Este Dios incontingente se ha mostrado también por medio del testimonio escrito, a través de la Biblia como Su Auto Revelación. Los testimonios compilados en la Biblia durante tres mil quinientos años le otorgan a este peculiar libro una valor que excede su propio valor como una antigüedad, donde no sólo debe reverenciarse como una joya de la arqueología, sino como un maravilloso libro que dice que es un libro diferente a todos los demás al autoproclamarse como La Revelación de Dios. Frente a este hecho sólo caben dos posibilidades nada más: es o no es, es decir es la Revelación de Dios o no lo es.

Cualquier persona en cualquier época es confrontado por este libro que afirma ser La Revelación de Dios. Este libro afirma la incontingencia de Dios e informa todo lo que necesitamos saber sobre ese Ser que se apodera de La Escritura y dice ser uno con ella. La Escritura no ataca el conocimiento humano, dice que el conocimiento humano es dado por Dios, es la ciencia quién se ha sentido atacada por El Libro. En la historia hay innumerables ejemplos en donde los teólogos han intentado proponer acercamientos con la Ciencia, los que reverenciamos la Biblia como la Expresión de Dios, no tenemos problemas en admitir los postulados de la ciencia y regocijarnos ante su avance, lo que se rechaza y se rechazará con vehemencia es la interpretación y la manera cómo se explican los logros científicos, no la ciencia en sí. Para Charles Darwin la Evolución saca a Dios del Medio y creyó que había logrado “sacar a Dios de en medio” cuando dijo que las aves provenían de un proceso evolutivo desde un medio acuático al terrestre, pero sin embargo esto lo había dicho la Biblia tres mil trescientos años antes en Génesis 1:20-21: “Dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos. Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que era bueno” si los teólogos no se ponían de acuerdo en cuanto hasta dónde la evolución expuesta por Darwin podría ser apoyada por La Biblia, esto era lo de menos, pues lo importante es que un libro que sin ser un manual de bioquímica ni ser su objeto explicar el proceso inherente a la aparición de las especies, ya muchísimos años antes había dicho cómo era el proceso, esto es precisamente una de las evidencias internas que este libro presenta a su favor como Revelación. La Biblia bien podría ser el camino más expedito para el científico llegar a un conocimiento más completo y más complejo, pues así la ciencia tendría una conexión con lo eterno y quizá podría aportar mayor desarrollo a la civilización humana y de seguro lograr que sus postulados salvaran al hombre de su propia hecatombe, pero no, el científico se acerca no para conocerla que para colocarla sino para convertirla en centro de sus ataques prejuiciados.

La ciencia debe allegarse a la Escritura y desde su estructura misma intentar desacreditarla por incoherente y absurda, “racionalmente” hablando. Ahora bien, frente a la estructura interna de la Escritura, es probable que esta “racionalidad” sea diferente a lo que la ciencia maneje como “racional”, pero esto no debe llevar a relegar al ostracismo todo aquello que ella dice.

La Biblia dice ser la contingencia de un Dios incontingente. El rechazo a esta maravillosa fuente de información impide llegar a la causa primera: Dios. No hay mayor ignorancia que negar algo porque no se pueda explicar, como si la existencia de algo dependiera de su comprensibilidad. La atracción de los objetos hacia el centro de la tierra siempre fue una realidad, así el hombre de épocas pasadas no lo supiera explicar

Como afirma el argumento cosmológico: “el cambio en el mundo implica la existencia de algo que no cambia, y que la contingencia de todas las cosas implica que algo incontingente debe existir necesariamente” cuando hablamos de la existencia de Dios es necesario reconocer que esta existencia no es Ex Sistere, es decir un ser que proviene de fuera de él mismo, sino que la existencia de Dios se remite a su inconmensurable ser: Dios simplemente: ES.

6. EL RINCON DE LOS NIÑOS: ¿QUIÉN SOY? (Parte 2)

b. Soy una creación de Dios y todo lo que Dios creó es hermoso.

La edición anterior dice que somos creados por Dios y tenemos un propósito en la vida: alabar y glorificar a Dios, también se dijo que glorificábamos a Dios cuando hacíamos las cosas de acuerdo a lo que Él dice en La Biblia.

Hoy pensaremos en que todo lo que Dios creó es hermoso y si yo soy creación de Dios, entonces yo soy hermoso. El hombre sin Dios ha diseñado una forma de la belleza que no tiene en cuenta a Dios, por ejemplo, si alguien tiene la nariz corta va donde el médico y se la pone más larga y si la tiene muy larga entonces se la manda a cortar. Hay otras partes del cuerpo que la gente se manda a poner más o quitarse de acuerdo al gusto, pero ¿Al gusto de quién? ¿De lo que dice la televisión o las revistas de moda? ¿A quién glorifica alguien que se pone algo de más en el cuerpo? No es a Dios al que se glorifica sino que se glorifica es a la persona que se realiza el cambio. ¿Cómo verá Dios a alguien que está quitándose algo de su cuerpo porque “es feo”, cuando Dios fue el diseñador de eso “feo”?

Mírate en el espejo y eso que ves lo hizo Dios, es posible que no tengas el color de ojos que quisieras tener, pero recuerda que no estás hecho para glorificarte a ti mismo sino a Dios y es Él el que decide lo que le gusta en ti y te dio lo que es hermoso para Él. Es posible que tengas un problema físico, es decir que tengas “un defecto” en tu cuerpo, en estos casos, habla con Dios para ver si te da permiso de hacer uso de la ciencia y efectuar el “arreglo” necesario. Los defectos y problemas físicos de los cuerpos humanos vienen por causa del pecado, pues si no hubieran pecado nuestros padres, nosotros seríamos perfectos.

Dios tiene una manera especial de ver la belleza y a veces lo que le gusta a Dios a nosotros nos parece feo, pero los que estamos mal somos nosotros, pues Él es perfecto y todo lo que hace es perfecto. Por ejemplo los “niños especiales” como los que tienen el Síndrome de Down les parecerán “feos” para algunos, pero al acercarnos bien veremos “belleza” más allá de lo que el mundo define como “hermoso”.

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Esperamos que haya sido de bendición para usted y gloria para nuestro Amado Señor y Salvador. Dentro de quince días estaremos publicando la en próxima Edición.

Bendecido, Gracia y Paz.

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