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sábado, 5 de septiembre de 2009

Protejamos al menor

En la familia siempre hay uno que es menor. Se es menor cuando se tiene menos edad que el resto, pero también se es menor cuando no se tienen las capacidades mínimas que el resto tiene, por ejemplo si no puede moverse con la misma habilidad que los demás es un limitado físico; si no puede pensar como los demás es limitado mentalmente; si no puede amar lo mismo que los demás es un limitado emocionalmente, y así cada vez que alguien en la familia tiene una limitación, de alguna naturaleza es un limitado.

Ahora bien, no debemos decir que un limitado en algo sea menos importante o que valga menos, por eso la palabra minusválido no es del todo correcta, porque le resta valor a la persona que no puede hacer lo que los demás hacen. Por otro lado es cierto que todos somos limitados en algo, así no sea de manera tal que se nos marque o se nos vea mucho.

¿Qué debemos hacer entonces con los que son limitados en algo? El sistema mundano descalifica y trata al limitado como si fuera responsable de no poder hacer algo como los demás, se le deja de lado y en Riohacha hasta se burlan de ellos, esto es horrible, porque además que el limitado sufre por su condición, los demás hacen más dolorosa su existencia al añadirle las burlas. En la Escritura se nos manda a sostener a los débiles; a ser pacientes con los demás; a levantar a los caídos; a considerar a los demás como superiores a nosotros; a no hacer acepción entre los mejor dotados y los menos dotados; Etc. En síntesis, lo que debemos hacer con los que son menores en algo, es darles algo de nosotros que supla lo que les falta; de esta manera en nuestros hogares debemos proteger a los menores; los menores deben ser tratados con el mismo amor con que tratamos a los mayores. Nunca deben ser dejados de lado por no poder hacer las cosas con la misma habilidad que nosotros; el trato considerado con los menores muestra la verdadera madurez, o sea que somos mayores, pues los mayores según la Escritura tienen la obligación de servir a los menores, no al revés; en el sistema mundano los mayores se sirven de los menores, cada vez que en lugar de servir, nos servimos de los demás, estamos actuando conforme al mundo, y “el mundo pasa pero el que hacer la voluntad de Dios permanece”

Protejamos a los menores porque esto es ser grande; protejamos a los menores porque ellos no tienen culpa de serlo; protejamos a los menores porque nosotros, frente a los demás, somos menores en algo también; protejamos a los menores porque el mayor sirve al menor, no al revés.

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