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lunes, 12 de abril de 2010

Edición No. 22 del día 11 de abril de 2010. CONTROLAR A OTROS POR MEDIO DE LA CULPA ES PECAMINOSO

Yo en muy poco tengo el ser juzgado por vosotros, o por tribunal humano; y ni aun yo me juzgo a mí mismo. Porque aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado; pero el que me juzga es el Señor. 1 Cor. 4:3-4

1. EDITORIAL. Por el Pastor de la PIER Ohat Arias Torres. SENTIMIENTO DE CULPA Y RELACIONES INTERPERSONALES

Existe una grave tendencia en casi todas las relaciones personales, sea en el hogar, en las instituciones educativas, en el trabajo, en la iglesia, entre amigos, Etc., Etc., Etc., de manejar los sentimientos de culpa de los demás de tal manera que esclavizamos a las personas con quienes nos relacionamos. Buscamos manipular a las personas haciéndolos sentir culpables de cualquier cosa; lanzamos sentencias contra otros para lograr que hagan lo que queremos; por ejemplo, escuchamos decir: -si no haces tal o tal cosa Dios te juzgará, Dios no te bendecirá, vendrá una maldición sobre ti, Etc., Etc., Etc., de pronto lo que queremos en ese momento no tiene nada que ver con la vida cristiana, no tiene ningún sustento bíblico o puede que estemos usando mal algún pasaje para satisfacer nuestro propio gusto. Esta forma de manipular la culpa de los demás es un problema latente en la mayoría de nuestras relaciones.

Esta tendencia es más evidente en las personas que representan autoridad para otros, sean los padres, los profesores, los empleadores, los líderes religiosos, o cualquier otro tipo de autoridad. Éstos con sus modelos enseñan a aquellos para quienes son autoridad a hacer lo mismo; y el que busca manejar a la gente por los sentimientos de culpa a la verdad maltrata a la persona en vez de ayudarla en su desarrollo.

En la iglesia todos debemos ser personas que toman en serio la necesidad de los demás, debemos escapar y ayudar a otros a escapar de esa forma de manipulación; lo que necesitamos al interior de nuestras relaciones es un mejor entendimiento de lo que es la obra de Dios a nuestro favor y lo que es la ayuda mutua en el desarrollo del cuerpo de Cristo. Dios Espíritu Santo está en nosotros los creyentes en Cristo, para que Cristo viva su vida en nosotros, y Dios en vez de darnos un sentido malo de culpa nos da alivio por medio del perdón, pero en las congregaciones muchas veces lo que Cristo perdona los creyentes no.

Esta mala práctica está en todas partes y especialmente en la iglesia; por lo cual debemos hablar con claridad y franqueza sobre este asunto para que el ministerio de los siervos de Dios tenga buen impacto y sean hombres honestos ante Dios y no unos manipuladores, que anden por su propio gusto y a favor de su propio gusto manipulando a los que estén bajo su cuidado.

Necesitamos depender del ministerio del Espíritu Santo y ser fieles a la Palabra de Dios. Ya es tiempo que los líderes cristianos anden como deben andar, con honestidad e integridad; es tiempo que entendamos que el impacto de los líderes cristianos debe ser por ser fieles a la Palabra de Dios y a la dependencia del Espíritu Santo, como personas que toman en serio las necesidades del pueblo. Por eso debemos eliminar ese obstáculo tan grande y que es más popular ahora que nunca, el manejo de personas por el sentido de culpa.

2. FUNDAMENTOS: ELECCIÓN SOBERANA DE DIOS. (Parte 3)

Cuando entendemos el llamamiento de Dios, nos sentimos orientados a hacer esas buenas obras que al igual que nosotros fueron de antemano preparadas para que las hiciéramos: Efesios 2:10: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” La elección de Dios es un método anticipado por Dios desde antes de la fundación del mundo. La elección no es pues por causa del pecado, sino que fue parte integral del plan antes de que apareciera el pecado. No sólo escogió obras para sus escogidos sino que también predestinó al cordero redentor, incluso desde antes de que nuestro primer padre pecara: 1 Pedro 1:20: “ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros” Los Ángeles buenos, son buenos porque fueron elegidos para que no pecaran en la rebelión de Lucifer ni tampoco cayeran con los otros ángeles que perdieron la dignidad. 1 Timoteo 5:21: “Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, y de sus ángeles escogidos” Nuestro mensaje es algo que trasciende las edades porque también fue predestinado: 1 Corintios 2:7: “Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria” ¡Hablemos sin temor! sólo dependamos de Él y el hará que su sabiduría se exprese por nuestra boca.

Así pues predestinación es el acto mediante el cual Dios prepara a quienes ha elegido para que se acoplen a su plan eterno: Romanos 8:29-30: “Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos, y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó” el disfrute de los predestinados está organizado también por el Señor: los creyentes tenemos una herencia eterna, Efesios 1:11: “En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad”; Colosenses 1:12: “con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz”; 1 Pedro 1:4: “para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros”; Otras citas al respecto son: Colosenses 1.12; 1 Pedro 5.3; Efesios 1.14; 1.18; 5.5; Colosenses 3.24; Hebreos 9.15; 10.34; 11.8.

El predestinado además de llamado es elegido: Mat 20:16: “Así, los primeros serán postreros, y los postreros, primeros; porque muchos son llamados, mas pocos escogidos” Un elegido es alguien que pertenece a la élite de Dios. Los predestinados están seguros no por sus obras ni por su conducta, sino que sus obras y su conducta son determinadas por la elección misma: Apocalipsis 17:14: “Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles” la seguridad también es resultado de la protección especial de Dios: Mateo 24:22: “Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados” la acusación del diablo no puede alcanzar a los elegidos o escogidos: Romanos 8:33: “¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica”

El llamado es general a pesar de que ninguno sería salvo por iniciativa de su voluntad, por lo que Dios elige para garantizar que este llamado tenga éxito. El llamado es general pero sin elección nadie responde a dicho llamado. La elección incluye a algunos en el programa eterno. Si no fuera por la elección nadie sería salvo: Romanos 11:7: “¿Qué pues? Lo que buscaba Israel, no lo ha alcanzado; pero los escogidos sí lo han alcanzado, y los demás fueron endurecidos” La salvación la alcanzan los elegidos precisamente porque son elegidos para alcanzarla, sin la elección nadie se salva, porque todos somos pecadores por lo tanto enemigos de Dios. ¡Es la elección soberana lo que nos vuelve en amistad con Él!

3. LLEGANDO A VIVIR POR EL ESPÍRITU SANTO.

El deseo pecaminoso del creyente es llamado carne y concupiscencia en la Escritura. Romanos 8:7 dice: “Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden” Santiago 1:14-15: “sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte” La Escritura declara que es posible vivir bajo la carne o por la carne. Romanos 8:8 dice: “y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios” en estos pasajes no se hace apología a la carnalidad, sino que se advierte del peligro de desagradar a Dios por no andar controlados por Su Espíritu.

El creyente se angustia al darse cuenta de que el despreciable pecado le lleva a desobedecer a su Señor y Dios y lo peor es que no puede librarse de él. Mientras puede deleitarse en la Ley de Dios mediante el hombre interior que no es más que su espíritu gobernado por Dios Espíritu Santo, Romanos 7:22 dice: “Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios” este disfrute de Dios y de Su Palabra, se ve interrumpido por sus deseos pecaminosos de su cuerpo no glorificado. Romanos 7:23: “pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros”

Se nos manda a ser Espirituales, porque esta es el deseo del Espíritu, ser espirituales es ser gobernados por el Espíritu, por lo que se nos aclara que el Espíritu está en nosotros para impedirnos hacer nuestra voluntad, ¿Cuál es entonces esa voluntad o deseo nuestro que el Espíritu quiere impedir? ¿No es nuestro deseo de ser carnales, es decir seguir a la carne? así pues el deseo del Espíritu que se opone a nuestro deseo es que hagamos algo contra nuestra voluntad.

La pregunta ¿Cómo puede un creyente ser espiritual? presupone que es más fácil ser carnal que espiritual, es decir a pesar de que el Espíritu esté en nosotros, paradójicamente, nos resulta más fácil ser carnales, porque lo natural para el creyente es ser carnal, mientras que lo sobre natural es ser espiritual. Para poder ser espiritual hay que ser derrotado primero por Dios. ser espiritual es derrotar el pecado pero la victoria sobre el pecado no la obtiene el creyente bajo su fuerza proveniente de su espíritu vivificado, sino del propio Espíritu Santo. Romanos 8:13 dice: “... mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis” a pesar de que somos conscientes de esta batalla y que nuestra voluntad está incluida no es por medio de nuestra fuerza que logramos la victoria, se requiere de la guía o conducción del Espíritu de la misma manera como se conduce a un niño cuando se va por las calles, la voluntad del niño está sometida y reprimida para ser conducido por el adulto que lo lleva de la mano.

Esto queda claro en el texto siguiente: “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios” Se requiere del Espíritu de Dios para derrotar al pecado en nuestro cuerpo carnal. La victoria sobre el pecado natural o de nuestra naturaleza adámica proviene de algo sobrenatural como el Espíritu de Dios.

La vida victoriosa del creyente genuino consiste en ser espiritual en cada momento de su existencia, esta espiritualidad se da sólo mediante la negación de sus propios deseos pecaminosos, lo cual concluye en negarse a sí mismo para que Cristo se exprese por medio de él a través del Espíritu Santo. La victoria del creyente consiste entonces en lograr derrotarse a sí mismo; El creyente obtiene su victoria al decidir morir, es decir, al decidir en contra de sí mismo. La victoria del creyente es la victoria de Dios sobre él.

4. ASI ORABA LUTERO

Lutero, el gran reformador protestante fue un hombre recio y rudo en sus palabras, aunque dotado de una brillante mente intelectual y aguda, además de un fervoroso espíritu piadoso, tuvo que enfrentar todo el peso del papado en un tiempo donde siquiera cuestionar a la Iglesia Romana era digno de muerte y condenación eterna.

Lutero oraba y cantaba siempre, su devoción y dependencia de Dios no quizá nunca se vio de manera más notable que durante las horas que precedieron a su defensa delante de la Dieta de Worms, donde tendría que hacer apología de su posición en defensa de la Sola Escritura o ser condenado a muerte. Su oración en aquella ocasión, oída casualmente por un amigo, quedó registrada en la Historia de D'Aubigné que citamos así: “¡Oh Dios Omnipotente y Eterno! ¡Cuán terrible es este mundo! ¡He aquí que abre la boca para tragarme, y yo... confío tan poco en ti!... ¡cuán débil es la carne y cuán poderoso es Satanás! ¡Si es en el poder de este mundo en lo único que puedo confiar, todo ha terminado!... ¡mi última hora ha llegado, ha sido pronunciada mi sentencia!... ¡Oh Dios! ¡Oh Dios!... ¡Oh Dios! ¡Ayúdame Tú contra toda la sabiduría del mundo! Haz esto; deberías hacerlo... sólo Tú... porque ésta no es mi obra, sino la tuya. Nada tengo yo que hacer aquí, ¡nada por lo que luchar contra estos grandes del mundo! Desearía que mis días pasaran pacíficos y felices. Pero la causa es tuya... y es una causa justa y eterna. ¡Oh Señor, ayúdame! ¡Dios fiel e inmutable! No pongo mi confianza en hombre alguno. ¡Sería en vano! Todo lo que pertenece al hombre es incierto; todo lo que viene del hombre fracasa... ¡Oh Dios, mi Dios ¿No me oyes?... Dios mío, ¿acaso estás muerto?... ¡No, Tú no puedes morir! ¡Tú sólo te ocultas! ¡Tú me has escogido para esta obra. Lo sé bien! ... Obra, oh Dios, entonces... Quédate a mi lado por causa de tu amado Jesucristo, que es mi defensa, mi escudo y mi castillo fuerte. ¡Señor! ¿Dónde estás!... ¡Oh, Dios mío! ¿Dónde te encuentras?... ¡Ven! ¡Ven! ¡Estoy dispuesto! ... Estoy listo para poner mi vida por tu verdad... paciente como un cordero. Porque ésta es la causa de la justicia ¡es tu causa!... ¡Nunca me separaré de ti, ni ahora ni para la eternidad! Y aunque todo el mundo estuviera lleno de demonios, (aunque mi cuerpo, que sigue siendo obra de tus manos, fuera muerto, fuera estirado sobre el suelo y despedazado, reducido a cenizas ¡mi alma es tuya!) ¡Sí! Tengo la certidumbre de tu palabra. Mi alma te pertenece. Para siempre morará contigo. ¡Amén!. ¡Oh Dios! ¡Ayúdame! Amén”

Tomado para VOZCRISTIANA de http://www.sedin.org/ (D'Aubigné, History of the Reformation, Vol. II, Pág. 242.)

5. ¿QUE SIGNIFICA ESTAR UNIDOS EN UNA MISMA MENTE?

1 Corintios 1:10: “Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer”

Al leer el texto anterior uno tiende a preguntarse: ¿Cómo es posible que se nos pida estar unidos en una misma mente? pues, en estricto sentido literal, esto no es posible. Cada uno de nosotros tiene una mente y de hecho, no es posible tener un mismo parecer, pues dentro de cada individualidad la aprehensión de algo siempre es diferente frente a la de los demás.

El problema que se intenta resolver en este texto es el de la división. Lo contrario a división es unión, unidad, comunión, debido a que somos un cuerpo la división es un ataque al mismo cuerpo. No es necesario que estemos uniformados con un mismo pensamiento como si sufriéramos de algún tipo de enajenamiento mental obtuso, los efectos producidos resultantes de la comunión no son como los de una droga alienante que nos impida pensar diferente, que entremos en algún tipo de aletargamiento mental donde se impida el libre desarrollo mental y una sana confrontación de opiniones que privilegie la verdad en amor.

El apóstol tiene claro que el problema no son las opiniones diferentes que puedan coexistir dentro de La Comunidad de Dios. Miremos que dice Romanos 14:5: “Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente; El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios” Es clara la posibilidad de convivir a pesar de la diferencia conceptual.

El Cuerpo está compactado y de esta manera debe operar, Efesios 4:3-4 dice: “solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación” No hay que buscar la unidad sino guardarla. Estar atentos a no desapartarnos del conjunto. La primera señal de que estamos conviviendo voluntariamente con el pecado es que nos separamos del resto, tanto física como mentalmente, debido a que el pecado separa.

La presencia de un liderazgo servil, está encaminado a perfeccionar a los miembros de La Comunidad de Dios. La fe es el pegamento sobrenatural que nos mantiene compactados. Efesios 4:13-14: “hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; (14) para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error”

El síndrome divisionista se detecta por lo que hablamos entre nosotros: “que habléis todos una misma cosa” Es apenas obvio que no se nos pide repetir lo que otro diga, como alguna especie de zombie, sino que la atmósfera que rodee cualquier encuentro nuestro debe estar controlado por el amor, la buena disposición, la humildad, la paciencia, la tolerancia, la benignidad, Etc.

No vamos a estar de acuerdo siempre, de hecho, donde todos piensan igual ninguno piensa mucho, pero antes de pretender que los demás sigan nuestra opinión, debemos preguntarnos muy concienzudamente: ¿Por qué debe prevalecer mi opinión? ¿Estoy obligado a tener siempre la razón? Podemos declinar nuestra opinión frente a otro hermano sin que esto me haga menos inteligente que él o que desnude mi ignorancia o limitación mental, pero aunque así fuera, ¿Quién es completo en algo?

La división se controla mediante la sumisión humilde de nuestro concepto al concepto del hermano superior, pero ¿Quién es este hermano superior? sencillamente el otro, cualquiera aparte de nosotros mismos. Fil 2:3 dice: “Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo” ¡Oh, qué maravilloso que pudiéramos ver siempre a los demás como nuestros hermanos superiores! ¿Con quién pelearíamos? ¿Cómo humillar a otro con nuestro concepto supuestamente “superior” si el superior es nuestro hermano y no nosotros ni nuestro concepto? ¡Que El Señor nos permita humillarnos a nosotros mismos como Él lo hizo! Si nos humillamos a nosotros mismos estamos controlados por la mentalidad de Cristo; si tratamos de humillar a los demás estamos controlados por la mentalidad del Diablo.

Cuando participamos de algo comunitario y no sea tenida en cuenta nuestra opinión, debemos adherirnos humildemente a la opinión del líder o a la opinión general. Esta adhesión implica defender lo acordado como si fuera nuestra opinión. Por lo general siempre hay más de una opción para hacer algo y de hecho cada uno cree que su idea es mejor, pretender que sigan nuestra idea contra el sentir general es fascismo, dictadura o totalitarismo. Debemos someter el concepto (¡Ojo: el concepto!) de los demás con la fuerza de la verdad, la razón y la lógica y si no lo logramos ¡Admitamos nuestra derrota! miremos el concepto del otro, en qué pudo ser más consistente, cómo lo presentó, qué podemos aprender de su estilo, en fin ¡Ganemos con nuestra derrota!

Cada vez que tomamos una opción podemos terminar en otro lado y sencillamente equivocarnos, los demás también. Si no tomaron nuestra opinión y se equivocaron, debemos mostrar altruismo, grandeza, madurez, Etc. y no humillar ni tirarles en cara su error (¡Siempre creemos que el error consistió en no seguir nuestro concepto!) como si nosotros siempre tuviéramos la razón. Si creemos que “siempre” tenemos la razón es porque generalmente no la tenemos. La única manera de tener razón siempre, es admitiendo siempre que no siempre tenemos la razón.

Hay un error muy común que cometemos: cuando nos imponen la razón general o del líder, quedamos heridos y nos resignamos pero no nos sometemos, entonces al salir del grupo, encontramos a otro que tiene una idea similar a la nuestra y aprovechamos para mostrar que los otros están equivocados, al tiempo que intentaremos ridiculizarlos. Este es un comportamiento inmaduro. Aquí es donde debemos poner todo de nosotros para no caer en la tentación de generar brechas en la comunidad. Tratemos de apaciguar el mal ambiente y unámonos a la idea del líder o de la mayoría y hagamos equipo con él o ellos.

Dios quiere que mantengamos la unión entre nosotros y el pegamento es la fe. Si otro hermano piensa diferente a nosotros y creemos que está equivocado, debemos orar por él, interceder ante El Padre que conoce todo en detalle. A veces caemos en el error de intentar convencer a todo el mundo de que están equivocados y para desgracia nuestra los equivocados somos nosotros.
Luchemos por no hacer nada en contra de la unidad de La Comunidad de Dios. Dios nos ha dado pastores que nos marcan la pauta en cuanto a la perspectiva como iglesia local, debemos apoyar las iniciativas que salen de los presbíteros, obispos y diáconos que nos presiden en el Señor y nos amonestan cada día. Estas personas que trabajan entre nosotros deben ser tenidas en mucha estima por causa de su obra y el reconocimiento de estos es un mandato para el resto que vamos detrás. Cuando el grupo de pastores liderados por el Pastor Maestro de la congregación local a la cual Dios nos asignó tomen una dirección debemos ir detrás de ellos y empujar juntos hacia el mismo lado, recordemos Hebreos 13:17: “Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos”

Podemos aportar sugerencias pero tengamos en cuenta que no siempre nuestras opiniones serán seguidas. Cuando sugerimos algo y no es seguido por los líderes o la mayoría, no debemos resentirnos por esto, es normal que algunas veces no seamos tenidos en cuenta, pero cuando esto es causa de resentimiento por nuestra parte es porque somos impositivos y no concertadores. El concertador defiende como propia la idea a la que se llegó aunque no haya sido la suya, pero el impositivo agrede a quienes no piensan como él y sale a buscar seguidores de sus propuestas, cuando encuentra eco en alguien tiende a hacer equipo aparte y desprestigiar a quienes no lo tuvieron en cuenta.

El llamado a mantener la unidad del Cuerpo de Cristo exige de nosotros un espíritu humilde y perdonador. No es posible mantenernos unidos si cada uno de nosotros pretende imponer su idea a los demás. El líder es líder porque tiene seguidores. Los seguidores siguen modelos dotados de carácter y opiniones que convocan a los demás a seguir un curso de acción. Siempre estamos liderando o siguiendo a alguien. No importa si lideramos o seguimos, lo importante es que no nos separarnos de los demás porque no piensen como nosotros.

Hagamos el sencillo ejercicio de guardarnos nuestra opinión y tratar de seguir lo que otro propone sin decir nada en contra. Lo más seguro es que luego que hallamos recorrido un trecho como seguidores, Dios nos ponga al frente de otros para modelar el santo carácter de Cristo, que es en suma el reto para los que van adelante como líderes.

6. EL RINCON DE LOS NIÑOS: Mantengamos limpio nuestro corazón...

Nuestro corazón es como una bodega donde almacenamos muchas sentimientos y emociones; en esta bodega tenemos cosas muy buenas como algunos buenos recuerdos de cosas que nos gustaron, así como recuerdos de personas que nos han ayudado mucho en nuestra existencia, también tenemos almacenado allí los recuerdos de sentimientos favorables por algunas personas, como nuestros padres, abuelos, familiares y amigos en general.

Lamentablemente también tenemos almacenados allí malos sentimientos y emociones contra otras personas y esto desagrada a Dios.

Dios no quiere que tengamos nuestro corazón como una bodega sucia donde almacenamos sentimientos desagradables, Él quieres que tengamos nuestro corazón decorado por buenas emociones a favor de las personas que nos rodean y también buenos sentimientos y emociones hacia Dios.

Cuando llega algún sentimiento desagradable o malo podemos ponerle un ALTO. En nuestra mente podemos decirle a Dios que nos limpie de ese sentimiento sucio y de esta manera mantendremos limpio nuestro corazón.

Si a pesar de la oración sigues teniendo el sentimiento malo contra la otra persona, vuelve a confesar tu pecado una y otra vez hasta que cambie tu corazón a favor de esa persona.

No dejemos que un sentimiento malo contra otra persona, ensucie nuestro corazón; recordemos que nuestro corazón fue comprado por Jesucristo para morar y tener una estrecha relación con cada uno de nosotros: Jesucristo dijo: “He aquí yo estoy a la puerta y llamo, si alguno oye mi voz y abre, entraré a él y cenaré con él y él conmigo”

¡Abramos nuestro corazón al amor de Dios y digamos ALTO a los malos sentimientos contra otros!

7. ¿SE SALVARÁN TODOS LOS HOMBRES?

La Escritura dice en 1 Timoteo 2.1-4: “Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por TODOS los hombres; por los reyes y por TODOS los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que TODOS los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” El Problema que se plantea con este texto es con la palabra TODOS. ¿Enseña este texto el universalismo, es decir que todos los hombres se salvarán finalmente?

Si Dios quisiera que todos y cada uno de los hombres fuera salvo ¿Quién lo impediría? Cierto es que algunos irán al infierno. Cuando alguien va al infierno va por su pecado no por incompetencia divina, el hecho es que este texto parece contradecir el resto de Escritura cuando dice que Dios quiere algo que en realidad no se dará.

La Biblia revela que sólo ALGUNOS serán salvos; la salvación es limitada; Los universalistas dicen que TODOS los hombres se salvarán, pero esto no tiene ningún asidero bíblico ni medianamente serio. El hecho bíblico claro es que sólo algunos se salvarán.

La Escritura “Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; y por todos murió...” y se complementa con: “el cual se dio a sí mismo en rescate por todos” El sacrificio de Cristo fue suficiente para una salvación universal, pero el hecho es que la salvación fue restringida por el mismo Dios cuando puso como condición la fe y una fe que proviene de Él. La capacidad de creer viene de Dios por medio de lo que la Escritura llama fe. Para creer se necesita fe por eso si Dios no regalara fe, nadie creería y nadie se salvaría, pero Dios da fe a algunos y de este regalo resulta la salvación. ¿Qué quiere decir TODOS en 1 Timoteo 2.1-4? Cada vez que tenemos estas posibles contradicciones, el contexto nos resuelve el problema. Pablo en la misma carta, amplía el tema en 4:10: “que por esto mismo trabajamos y sufrimos oprobios, porque esperamos en el Dios viviente, que es el Salvador de todos los hombres, mayormente de los que creen” TODOS se reduce o se relaciona con CREER, es decir TODOS los que CREEN se salvarán. Si nos permitimos juntar los dos textos en la misma carta, entonces se amplía el concepto. La idea que tomamos de los dos textos se podría resumir de la siguiente manera: Dios quiere que TODOS los hombres se salven ya sea de los gobernadores corruptos o del pueblo (aparentemente menos corrompido), no importa qué tipo de persona sea, si puede creer es salvo, es decir, no de todos y cada uno sino de TODOS LOS QUE CREEN, es decir de todo tipo de personas que pueden creer son salvados. Esto es lo que Dios quiere y esto es lo que sucede.

Debemos orar por los gobernantes para que vivamos quieta y reposadamente, pues Dios da fe a CUALQUIER tipo de hombres y nuestro compromiso es orar por TODOS pues de entre TODOS hay salvos.

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Esperamos que haya sido de bendición para usted y gloria para nuestro Amado Señor Jesús.
Dentro de algunos días estaremos publicando una nueva edición.

Bendecido, Nuestro deseo es que disfrutes de la Gracia,
la misericordia y la Paz de nuestro Amado Señor Jesús.

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